El Cristo Enmascarado
Necesitaban colgarme a una cruz, pero no se decidían en cuál de ellas, pues atesoraban dos en propiedad. Una, la titular, en la que colgaba habitualmente el cristo de la muerte súbita, lucía esplendorosa en el local. La cruz suplente estaba almacenada en el trastero del garaje. Cualquier opción se antojaba peligrosa. "El Examen" (pág. 213). Ilustración: David Robles
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